Martha y Doroteo son dos vecinos de nuestro pueblo, jubilados, que se comunicaron conmigo para que fuera a su casa a conversar un rato con ellos. Con mucho gusto lo hice y en una charla muy amena pudimos hablar de varios temas. Como lo hago con todos, les pedí su opinión acerca de cómo se están haciendo las cosas, de cómo ven al pueblo y de lo que ello consideran, debería cambiar. Por supuesto, tomo muy encuenta lo que me dijeron, los escucho sabiendo que la visión que tiene la gente sobre cómo nos estamos desempeñando con mi equipo, es enriquecedora y son datos que sin duda, no debo dejar pasar por alto.
Me sentí muy cómodo, y una vez más, como en el resto de los encuentros que tuve con otros vecinos, comprendo lo importante que es “escuchar” y permitir que la gente, con su opinión, contribuya para que nuestro pueblo siga creciendo y mejorando.
¡Gracias Martha y Doroteo!