Marcela, quiso que vaya a su casa para conversar y yo, sin dudarlo, me contacte con ella para visitarla. Me contó cómo está constituida su familia, me habló de sus hijos, de los cuales conocí a los dos más chiquitos.
Fue una charla muy agradable, tomamos unos ricos mates y pudimos recorrer juntos parte de su historia de vida y con total confianza, me contó cuál es su realidad y sus inquietudes. Yo, por mi parte, me comprometí a darle una respuesta concreta y rápida, además de hablarle de otros proyectos que estamos llevando a cabo.
Nuevamente, escuché de un vecino, en este caso de Marcela, su opinión acerca de cómo estamos trabajando y de los resultados que arroja todo el empeño y ganas con las que día a día, mi equipo y yo, damos lo mejor de nosotros para ver crecer a nuestro pueblo y lograr en los freyrenses una mejor calidad de vida.
Otro gran momento vivido. Por el recibimiento y la calidez, ¡Gracias Marcela!