¡La pucha que vale la pena estar vivo!

70 años de edad ¡Vaya que bien vividos! Después de trabajar 44 años en el tambo llega a nuestro pueblo Hugo «el misil» Páez; así lo llaman en las carreras donde todo el mundo lo conoce ¿Por qué será? Lleva en sus pies miles de km, con sudor, lágrimas y calambres Hugo corrió 6 maratones de 21 km y sólo en el año 2015 participó en seis maratones de 42 km sumándole a esto la última maratón de 42 km en la que participó hace unas semanas en Córdoba.
Visitó muchísimos lugares: Córdoba, Rosario, Santa Fe, Morteros, Buenos Aires, El Trébol, Reconquista, entre otros tantos. Como si esto fuera poco en muchos de ellos subió al podio. Levantó la bandera de Freyre con orgullo en esos momentos donde sentía que: «La pucha, sí que vale la pena estar vivo».
¡Dale viejito dale, sos un genio! le gritaban en las carreras y él levantando los brazos en alto les sonreía demostrándoles que estaba bien. Todos estos kilómetros lo cargaron de experiencias, le enseñaron el valor del esfuerzo, el valor de querernos como somos y sobre todo la importancia de cuidar nuestro cuerpo, lo maravilloso que es nuestro cuerpo y las infinitas satisfacciones que nos da.
«Lo importante es lograr que la gente sonría» expresó Hugo cuando nos terminaba de contar la historia en la que después de una carrera le regaló su remera a un hombre que estaba en una silla de ruedas. En cada maratón lo reciben con una gran alegría y admiración, él les devuelve el gesto con su sonrisa sincera y un par de chistes. Se ata en su cuello el infaltable pañuelo rojo (haciéndole honor al Gauchito Gil) y comienza a correr. Correr y correr, lo que hace todos los días, con la pasión más pura de todo ser humano.
«En la calle muchas veces me frenan los niños y me preguntan ¿A dónde te vas a correr ahora? Y yo me detengo, les hablo y les explico. Porque a los chicos hay que hablarles y educarlos; invitarlos al deporte a través de nuestras experiencias» comentaba Hugo.
354 km realizó en el año 2014 y 463 km en el 2015, «¡Me gusta mucho correr, vos vieras la ovación que me traje de Córdoba, nunca me creí nada y ese día me brotaban las lágrimas porque me encontraba sólo en esa ciudad con semejante apoyo de gente que ni siquiera me conocía!»
Muchas gracias Hugo por contarnos tu historia, por transmitirnos tu pasión hacia este deporte y enseñanzas tan importantes para la vida de todos.
Dale viejito dale ¡Sos un genio!